Este post sobre el "pa amb tomàquet" quiere ser un cariñoso homenaje a Leopoldo Pomés (1931-2019), en agradecimiento algo tardío por su estupendo y divertido libro "Teoría y práctica del pa amb tomàquet", publicado por Tusquets en 1986.
Decididamente creemos que este manjar es una seña de identidad e la cultura catalana.
El tomate llegó a la Península en 1523 traído de América por Hernán Cortés. Hasta la mitad del siglo XVIII no fue utilizado como ingrediente habitual en la cocina. Así lo atestigua el libro "Arte de cocinar", de Juan de la Mata en 1745. Por ello creemos que el pan con tomate debe ser posterior a esta fecha.
Este pan vio la luz primero en medios rurales, para ablandar y alegrar las hogazas de pan seco, sobre todo en verano, momento en que los tomates están en sazón y abundan.
El pan debe ser de buena calidad, preferentemente el de "payés" redondo. El tomate, maduro, jugoso, de un rojo agudo y un aceite de oliva que no sea ácido. Los mejores que he comido han sido los de julio y agosto, y de la huerta.
Su acompañamiento ideal es un buen jamón de cerdo ibérico o unas anchoas bien confitadas. Un libro complementario del de Pomés es "Els embotis de Catalunya", de Llorenç Torrado, también de 1986.
El escritor Josep Plá, en su libro "El que hem menjat" se declaraba amigo del tomate en crudo pero enemigo de la salsa de tomate. Y afirmaba: "el pa amb tomàquet amb el corresponent oli d´oliva no gens àcid, és gustós, saborós i positivament alimentós..."
El éxito del pan con tomate ha sido total, no solo en Cataluña sino en toda España, al que llaman a veces, por la fonética "pantumaca".
NOTA
Leopoldo Pomés fue un gran fotógrafo, publicista, director de cine y propietario de diversos establecimientos gastronómicos. Pero, sobre todo, era un hombre con gran personalidad, una enorme sensibilidad y muy amigo de sus amigos. Encomiendo encarecidamente leer su libro si tenemos la suerte de localizarlo.
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