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La refrescante sangría fue uno de los primeros descubrimientos de los turistas - en particular de los ingleses- que incitara la alegría báquica de nuestra gran industria nacional. Representó un verdadero boom de consumo en un país tan caluroso. No queda claro, sin embargo, el origen de su nombre.
En el "Diccionario general de cocina" de Ángel Muro, editado en 1892, en la entrada "sangría" dice: "nombre que se da, sin que se sepa por qué, a una bebida o refresco en que la base es el vino, mezclado con limón, naranja, agua y azúcar".
En 1962, el escritor gastronómico Juan Caballé dedicó en Destino un largo ensayo a la sangría, que en aquel entonces ya se había convertido en una bebida casi única para el turismo. Según él la sangría ya constaba en el libro del repostero español Juan de la Mata "Arte de repostería" (1747). El subtítulo era muy largo: "en el que contiene todo género de dulces secos y en líquido, bizcochos, turrones, natas, bebidas heladas y de todos los géneros, etc., con una buena introducción para conocer las frutas y servirlas crudas". Al hablar de las bebidas compuestas llama a lo que hoy diríamos sangría "limonada de vino".
La palabra sangría no aparecía aun en el Diccionario de la Real Academia Española de 1739 como una bebida.
La aproximación etimológica de la palabra es curiosa. El escritor menorquín Pedro Ballester decía en 1923 que posiblemente fuera una palabra derivada del inglés "sangaree" al menorquín "sangri", que definía en su libro "De re cibaria" como una bebida caliente de vino, azúcar, especias y frutas. Bien podría ser la actual sangría, de los calores de la isla enfriada al paladar actual.
Sea como fuere, esta bebida de vino, refrescante y ligera, si está bien elaborada, ha ganado un lugar también entre nuestros paisanos. Posee Denominación de Origen.
Mi sencilla receta
- Una botella de vino tinto joven.
- 1/2 botella de agua mineral con gas.
- Una piel de naranja.
- Una piel de limón.
- Un palo de canela.
- Una manzana pelada y partida a octavos.
- Un melocotón pelado y también partido a octavos.
- Azúcar al gusto. O stevia.
- Cubitos de hielo a voluntad.
Si se desea más ligera se añade el zumo de la naranja o del limón.
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