Son unos pastelitos redondos, de unos 6 cm de diámetro, de los más tradicionales y populares de la cocina británica. Se elaboran con una base de harina. Recuerdan a las tortitas en cuanto a su sencilla composición pero su textura es diferente. Son más esponjosos y están llenos de agujeritos en su superficie, lo que permite que se cuelen la mantequilla o la mermelada al untarlos.
Para hacer crumpets se requieren unos moldes circulares de venta en ferreterías. También se pueden usar latas vacías cortadas con precaución a 2-3 cm de altura.
Se toman en el desayuno, con una taza de té. En la merienda se untan con miel o crema de chocolate. Se recalientan algo en sartén o tostadora, con algo de mantequilla. En España los combinaríamos con carne de membrillo.
Sus ingredientes son pocos: harina de trigo, levadura seca de panadero, agua tibia, azúcar, un pellizco de sal y mantequilla. La mezcla se deja reposar una hora en un lugar tibio. Se rellenan los moldes a 1 cm de altura., se colocan sobre una plancha o sartén con algo de mantequilla. Cuando empiezan a verse las burbujas en la superficie (2 min) se voltean y acaban retirándose.
Si se hacen más crumpets de la cuenta, se pueden guardar en un bote hermético un máximo de 24 horas.
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