La música es un medio natural de expresión para los austriacos. También es un pasatiempo social, con sus carrillones sonando en un millar de pequeñas iglesias. Su gastronomía tiene influencias de los países vecinos como Hungría y su paprika.
La afición a los dulces y a las golosinas -solo en Viena hay más de 1000 pastelerías- se remonta a la época del regreso de los cruzados. El café se degusta de mil maneras distintas, acompañado de un vaso de agua. Les viene de los turcos, que durante el siglo XVII sitiaron Viena.
El arroz Trauttmansdorff
Este famoso arroz con nata se elabora en honor del conde Ferdinand von Trauttmansdorff, de una antigua dinastía de nobles austriacos. Se compone de arroz, azúcar, rama de vainilla, leche, gelatina blanca, dos cucharadas de nata, trocitos de frutas escarchadas. Se cuaja todo y se adorna con frutas y se sirve con una salsa de vino.
Escalopa rebozada (Wiener Schnitzel)
Es una tajada de carne de ternera rebozada y frita en mantequilla. Se adorna con una anchoa y rodajas de limón. Es muy crujiente, un símbolo de la cocina vienesa.
Este plato se atribuye al noble militar austro-húngaro Johan Joseph Radetzky, inspirado quizá en la "cotoletta alla milanese" que había probado en Milán.
Strudel de manzana
Es un postre típico austriaco aunque también se elabora en Alemania: es una fina masa de harina, aceite, agua templada, manzanas ácidas cortadas muy finas, azúcar, pasas remojadas, almendras picadas, azúcar avainillado, mantequilla y canela en polvo. Se deja reposar y se enrolla sobe sí mismo. Se cuece en el horno media hora en un molde engrasado.
Sachertorte
Creada por Eduardo Sacher, jefe de cocina del príncipe Metternich en 1832, en el famoso Hotel Sacher de Viena. Esta tarta de chocolate es tan famosa mundialmente que la elaboran casi todas las buenas pastelerías. Suele ser el postre favorito de las vienesas.
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