miércoles, 14 de febrero de 2024

Otros alimentos

 


          La inseguridad alimentaria de muchos países y el esnobismo occidental han hecho plantearse a algunos si comeremos insectos regularmente. En Tailandia o Méjico ya se toman y son nutritivos. A los europeos nos producen escalofríos aunque tomamos con gusto mariscos y especies bien feas.

          Su consumo en Europa fue casi inexistente antes de 1997. A partir de 2018 se autorizó la cría de cuatro tipos para la alimentación humana: gusanos de harina, gusanos de harina amarilla, criquets y grillos domésticos.

          Alguna granja en Francia ha empezado a criar de manera esporádica. No se trata de sustituir la alimentación tradicional sino como complemento a nuestro sistema alimentario. Y complemento voluntario.

          Las empresas miran al futuro contando más bien con la harina de estos nutritivos animalitos. Aparecerán en las etiquetas y no serán más del 15% de la masa total.

          Su impacto ambiental es bajo ya que precisan muy poca tierra. Un kilo de sus proteínas, de alta calidad, necesitan 10 veces menos de superficie que para la cantidad equivalente de carne de buey. Sus requerimientos de agua son mínimos y apenas emiten gases invernadero.

          De momento su producción se plantea para alimentación animal, especialmente para la acuicultura.

NOTA


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          Los aborígenes de Australia degustan las hormigas "tarro de miel" pues su abdomen es rico en miel.

          En Camerún se comen gusanos de palmera tostados. Su sabor y textura es de champiñón.

          En Méjico se incluyen a veces en los tacos los gusanos del maguey fritos y sazonados con ajo y pimiento.

 

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