Es el gran postre de la clásica repostería francesa. Es muy famoso. Lo ideó en 1847 el pastelero Auguste Julien, de París. Le puso en nombre de la calle donde estaba su pastelería.
Así, también homenajeaba a San Honorato, obispo de Amiens en el siglo VI, patrono de panaderos y pasteleros.
Se hace con una base de hojaldre que lleva alrededor una corona de pasta "choux" y nata montada. Tras su cocción en horno, se le colocan profiteroles glaseados con azúcar. El interior se rellena con crema chiboust o bien chantilly.
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