El maitre, Señor Jesús, recién jubilado
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En el corazón del Barrio de Gràcia se halla el restaurante La Taberna del Cura, puerta con puerta con el Botafumeiro. Allí podemos encontrar comida tradicional española y productos de proximidad dentro de un ambiente cómodo y de época. El servicio es esmerado y raramente te hacen esperar. Hace años había en la entrada un fraile gordinflón que te invitaba a entrar. También, te podías tú mismo servir sidra sin límite de los toneles de la pared.
El restaurante empezó ofreciendo un pollo frito de mucha calidad con un surtido de acompañamientos. Muchos vecinos quedaron entonces prendados del lugar. A mí a veces me parece la ONU, pues a parte de los turistas, los camareros y cocineros son de numerosas nacionalidades: Filipinas, Bangladés, Cuba, Chile, Nepal, Galicia... Los maitres Kamal, Jordi o Jose son encantadores. La "dolorosa" está a cargo de Michelle, Saren o Mónica.
Al llegar, el visitante recibe unas olivas, pan con tomate, bebida y la carta. Los días de diario hay un menú muy variado, con primeros y segundos a escoger, con el que se puede comer muy sano. Por ejemplo, una ensalada y un pescado.
La carta es espléndida: cochinillo al horno, solomillo a la parrilla (de terneras propias), tronco de merluza, sartén del cura, calçots (en temporada, con la posibilidad de que te los limpien), rovellones (en temporada), alcachofitas fritas, jamón ibérico, tabla de quesos, pulpo a la gallega, lacón con grelos, patatas bravas, berenjenas fritas con miel, sopa del cura, tortilla de bacalao, un pollo frito espectacular. También es posible pedir marisco o chopitos enharinados. Se puede comer muy bien a base de tapas y es posible pedir un menú o platos de la carta para llevar. Abre al público durante casi todo el día.
La Casa siempre ha trabajado muy bien la carne, el pollo y el bacalao. El hilo musical emite a menudo canciones de Julio Iglesias. Está muy bien ambientado, a la gallega. Tiene varios comedores.
El restaurante cuenta con una bodega repleta. No faltan Riojas o Riberas. Se pueden pedir vinos gallegos como el Albariño y el vino de la casa es muy decente.
El pastelero doméstico es excelente. Las tartas son muy ricas (massini, sacher, de Santiago, caña del Apóstol), con la excepción quizá de la de mousse de limón, que es normalita. Los helados son de gran calidad. Hay crema catalana y arroz con leche o flan casero. Se puede comer una macedonia de frutas si no deseamos grasas en el postre.
NOTA
El propietario es Don José Ramón Neira Pérez, originario del municipio de Pol (Lugo). Su alias es Moncho. Está al frente de una cadena referente en restauración.
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