Es un dulce, una masa ligera, aérea, hecha con claras de huevo firmemente batidas a punto de nieve; y azúcar glass, aromatizado o no, en una proporción del doble del peso de las claras al del azúcar; cocido al horno medio. Su consistencia depende del porcentaje de azúcar, de la temperatura y de la duración del calor aplicado. El merengue es tan ligero que se funde al comerlo.
Su origen es incierto, al igual que la etimología de su nombre. La palabra española viene, con toda seguridad, del francés "meringue". Esta posiblemente venga del nombre de la antigua población suiza de Meiringen (Cantón de Berna), donde se cree fue ideado por un tal Gasparini a finales del siglo XVII. Sin embargo, se menciona el merengue en el libro "Le cuisinier roïal et bourgeois", de François Massialot, de 1691.
También podría haber tomado el nombre del polaco e introducido en Francia hacia 1720 por alguien de las cocinas del exsoberano de Polonia Stanislas Leczinsky (establecido gobernador de Nancy gracias a su yerno el rey Luis XV de Francia), al que gustaba mucho tal dulce, al igual que a su hija María, esposa de Luis XV. Más tarde, la reina María Antonieta los confeccionaba...
En castellano se cita por primera vez en el libro del repostero Juan de la Mata, "Arte de repostero", de 1747, en el que detalla todo un capítulo dedicado a los merengues.
El italiano "marenga" también tiene origen francés, más reciente, de 1832.
NOTA
Antecesor o primo hermano del merengue podría ser el "nokerln" austriaco, dulce de principios del siglo XVII bajo la égida del arzobispo de Salzburgo Dietrich von Raitenau, amante de las golosinas ligeras. Llevaba claras de huevo batidas, azúcar fino, vainilla en polvo, yemas de huevo y una "sospecha" de harinas; todo ello cocido al horno.
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