Este licor es originario del Piamonte (Norte de Italia). Destaca por su sabor dulce, rico en avellanas silvestres tostadas, con toques de vainilla, cacao, bayas y especias varias.
Existe una leyenda: un ermitaño, Fra Angélico, elaboraba recetas de licores exquisitos. De ahí la botella. En cambio, el licor mismo quizá represente algo del gran pintor Fra Angélico (d. 1455), fraile dominico de manto blanco
La inconfundible botella recuerda la túnica de un monje franciscano.
Se toma solo, con postres o cócteles.
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