Este clavo es el capullo todavía cerrado y seco de la flor del clavero, árbol tropical perenne de la familia de las mirtáceas, de hasta 5 a 12 m de altura. Sus hojas son de color verde oscuro. En los extremos de las bayas, umbelas con muchas flores rojas seguidas de bayas de color rojo oscuro. Este clavo desarrollará posteriormente todo su aroma amaderado cuando se seque al sol.
Es originario de las Islas Molucas y sus principales exportadores son Zanzíbar, Madagascar, Sri Lanka, Malasia e Indonesia.
El clavo es una especia muy antigua y se cuenta entre las más añejas. Se menciona por primera vez en documentos indios y chinos. En el Egipto pre-cristiano no se conocía. En el año 300 llegó a Europa quizá por la Ruta de la Seda.
Hubo enfrentamientos para conseguir el dominio del comercio de esta especia. A mediados del siglo XVIII, vencidas las restricciones a la exportación, llegaron los árboles del clavo a Zanzíbar, hoy el principal productor.
Se utiliza en las cocinas de todo el mundo, en platos de digestión pesada, caza, escabeches, jamones, adobos y caldos de carne. Se usa molido en la repostería navideña, embutidos y curri, dándole a este su aroma único. Como el clavo en polvo es un condimento bastante fuerte, conviene dosificarlo.
El clavo tiene efecto analgésico y calorífico, actúa contra las náuseas y es antiséptico. Tiene un fuerte olor y un sabor picante punzante.
Su aceite esencial se usa en odontología. Una o dos gotas sobre el diente dolorido ayudan a aliviarlo. Ya los chinos utilizaban esta especia para combatir el dolor de muelas...