sábado, 17 de febrero de 2024

Alergias e intolerancias alimentarias

 

          Aunque el tema no sea en realidad una cuestión gastronómica en sí, puede ser interesante para muchos de nuestros comensales.

Alergias alimentarias

          La alergia o hipersensibilidad tras tomar un alimento se produce en personas previamente sensibilizadas. Una pequeña cantidad ya puede activar el sistema inmunológico y provocar una reacción desproporcionada. Se trata de una respuesta inmune inadecuada al contacto, toma o inhalación de, normalmente, alguna proteína del alimento en cuestión.

          Se pueden producir inmediatamente reacciones conjuntivales, cutáneas (urticaria), digestivas o respiratorias (rinitis, asma). La vida de la persona puede estar en riesgo especialmente si se produce un choque anafiláctico. Las personas sensibles pueden llevar entre sus pertenencias un bolígrafo de adrenalina, un corticoide y algún antihistamínico "flas" de fácil ingestión.

          Las producen algunos cereales, los frutos secos, cacahuetes, fresas, huevos, lácteos, mariscos, pescados, anisakis, sulfitos de carnes elaboradas. Algunos alimentos contienen "trazas" no buscadas del producto alergeno. Los alérgicos al látex pueden sufrir una reacción si los alimentos han sido manipulados con guantes. Son posibles las alergias cruzadas. Por ejemplo, la soja por el cacahuete.

          La lactancia materna, aunque puede dar trastornos en casos de niños alérgicos si la madre ha ingerido el alimento, es beneficiosa y contribuye a disminuir el riesgo de alergias en el niño.



Intolerancias alimentarias

          Son reacciones adversas al tomar un alimento en las que no está involucrado el sistema inmunológico. No suelen poner en peligro la vida pero pueden producir molestias continuadas si no se detectan y tratan. Son bien conocidas hoy en día la intolerancia a la lactosa y la intolerancia al gluten (celiaquía). También existe la intolerancia a la fructosa o sacarosa (frutas, verduras, miel), la intolerancia a la histamina (alimentos fermentados, vinos, enlatados) o la intolerancia al sorbitol (bebidas o alimentos con edulcorantes).

          Las intolerancias pueden ser graves o leves. En este último caso, se suelen poder tomar pequeñas cantidades del producto al que se es intolerante. Las molestias aparecen tardíamente y no siempre es fácil asociarlos a la ingesta de un alimento concreto. Los lácteos fermentados suelen llevar mucha menos lactosa.

          La sintomatología incluye cefaleas, náuseas, hiperperistaltismo intestinal dolores abdominales. Algunas intolerancias se pueden producir después de la ingesta de antibióticos que alteran la flora intestinal.


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