Son dulces típicos de la clásica repostería madrileña. Se elaboran en Semana Santa. Son una fruta de sartén frágil, de masa fina, una especie de empanadilla triangular elaborada con harina, manteca de cerdo y vino, rellena de crema pastelera. Se fríe y se espolvorea con abundante azúcar glaseado. Se aromatizan con algún licor o con limón.
Forma parte del rico patrimonio repostero de la capital de España. Es uno de los dulces más antiguos pero se halla casi en extinción incluso en pastelerías centenarias.
Se pueden tomar excelentes bartolillos en la pastelería El Riojano.
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