Se llaman también "ortigas de mar" y, aunque pueden parecer una especie de alga, se trata de anémonas unos mariscos), celentéreos marinos que viven agarrados a las rocascon unas chuponas, a 15 metros de profundidad. Se recogen con una especie de tenedor.
Son tapa casi imprescindible en Cádiz. Se comen limpias, pasadas por harina y fritas. O en tortilla. Podrían emplearse como un ingrediente más en el arroz. Saben a mar; salobres, de textura gelatinosa. Son jugosas por dentro y crujientes por fuera.
Antonio de la Luz, jefe del bar Casa Tino de Cádiz, dice "es como darle un bocao a una ola". Cuando se fríen pierden su capacidad de producirnos urticaria.
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